Dicen que nunca es tarde, pero lo que no entiendo es cómo caí en cuenta cuando de verdad ya no hay nada que hacer.
Escucharé sus llantos y sus penas, sus necesidades y desgracias…
Vuelven los recuerdos que hace tiempo quería borrar de mi mente, pero por lo que veo, uno no puede borrar dónde un día fuimos felices.