“Cuando el entrenador (mente) está confundido y no sabe a dónde ir, el carruaje (cuerpo) es impulsado por los caballos (emociones) que automáticamente lo tiran, sin ninguna dirección, mientras el pasajero (conciencia del alma) duerme. Y si nuestra conciencia duerme, ¿cuánta conciencia podemos tener sobre lo que hacemos, decimos y decidimos?
¿Cómo puede el entrenador dar instrucciones adecuadas a los caballos si no saben a dónde ir?!? Y para saber a dónde ir, necesitas escuchar la voz del pasajero (alma), para poder tomar el control y llevar a los caballos en la dirección deseada. ¿Crees que no es así? Piensa en cuántas acciones y pensamientos haces sin usar tu conciencia”.