Quise embotellar mi tristeza, hacerla tan dócil como oxígeno transportable, lista para ser liberada en el momento indicado. Pero es imposible capturar un sentimiento tan volátil en un lugar que no es apto, sin el cuidado necesario. Cuando menos lo esperaba, ya flotaba a mi alrededor, una presencia ineludible. Aunque era consciente de su existencia, elegí ignorarla. Me acostumbré tanto a su compañía que su verdadera importancia se diluyó. Ahora me pregunto, ¿cómo puedo controlarte, si eres tan...