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No es el viento quien decide tu destino, sino cómo ajustas las velas de tu propio barco.

La presión es un privilegio. Aquellos que esperan tu grandeza, en realidad te están rindiendo un honor. Acéptalo.

La perfección es enemiga de la acción. Atrévete a comenzar imperfecto, porque cada paso, por pequeño que sea, construye el camino hacia tu destino.

No es la fuerza, sino la constancia en el entrenamiento, lo que conduce al éxito en el campo de juego.

Cultiva un carácter fuerte. En él reside la verdadera sabiduría para transformar cada tropiezo en una fuente de motivación, forjando un camino inquebrantable hacia el éxito.