Dicen que soy fuerte, pero no saben que la mitad del tiempo estoy temblando por dentro, que mi sonrisa muchas veces es mi escudo y mi mayor mentira, que mientras hablo tranquila, en mi cabeza intento no derrumbarme. He aprendido a sostenerme de cualquier cosa: de una palabra, de una mirada, de una ilusión. Y aunque a veces se me cae el mundo a pedazos, igual camino sobre las ruinas como si nada pasara. Porque si algo me sobra, es coraje; ese tipo de coraje que se disfraza de calma.