Dejé de cargar el celular a todas partes hace una semana y me gustó; ya no me entero de nada. Tengo la mente más tranquila, ya no estoy pendiente de si hoy me van a responder los mensajes y mañana no, de si me van a dejar en visto o simplemente ignorar que existo, ni de esperar un mensaje de personas que apenas recuerdan mi nombre, ni de intentar socializar con personas que no tienen los mismos objetivos que yo.
