Viento helado, puerta cerrada,
eco vacío, alma callada.
Palabras rotas, promesas muertas,
un adiós sordo, lágrimas ciertas.
Ya no me hiere la voz que repetía:
"Inservible, débil, insignificante, fría."
El hielo se funde, la herida cicatriza,
solo queda un eco, una sombra que se agita.