Papá, sé que no vas a leer esto, pero necesito hacerlo. Quiero entenderte, perdonarte y, al mismo tiempo, olvidarte. Ya no quiero esperar nada de ti, porque sé que nunca tuviste nada para darme. Me refiero a cariño. No sé cómo me sentiría el día que te vayas de este mundo. No sé si te voy a extrañar. ¿Cómo puede hacerte falta algo que nunca tuviste, ni sentiste? Hay una niña dentro de mí que idealiza tanto tu presencia, pero sus deseos nunca le alcanzaron, ni para una palabra de amor.