A veces, el verdadero progreso no consiste en acelerar el paso, sino en detenerse un momento para reevaluar la dirección. La sabiduría está en saber cuándo hacer ambas.
No busques la felicidad en el lugar donde la perdiste, porque el camino de regreso es siempre una invitación a encontrar una versión mejor de ti en un nuevo horizonte.
El crecimiento personal no es lineal; es una espiral donde cada caída es una oportunidad para ascender con más sabiduría, forjando un carácter indomable e impulsado por una motivación profunda.