¡Qué lindo es, Señor, sentirte en todos lados! En el viento, en el sol, en los aromas que puedo percibir, en las melodías y en las letras de las canciones, en los colores y en las flores, en las personas que fueron bendecidas con tu espíritu. ¡Qué bonito es sentirte, Señor! ¡Qué gratificante es saber que mi mundo es más bonito cuando me apego a ti y dejo que me muestres todas las maravillas que creaste para mí, ¡Señor! Pero, ¡qué maravilloso es sentirte en mis mejores momentos! ¡Gracias!