Si no te intereso, déjame por favor.
Si no te intereso, no prolongues lo inevitable.
No juegues a construir un puente donde no hay río,
ni siembres en la tierra que no piensas cultivar.
Si no te intereso, déjame a mí el derecho
de sanar sin heridas nuevas,
de recoger mis piezas sin tus dudas clavadas en ellas.
No me retengas por costumbre,
ni me sonrías por compromiso.
La verdad, por más dura que sea,
siempre pesa menos que una mentira piadosa.
Si no te intereso, déjame por favor.