No es el tamaño de la montaña lo que importa, sino la determinación con la que decides escalarla. Cada paso, por pequeño que sea, te acerca a la cima que mereces.
El verdadero carácter no es lo que exhibes ante el mundo, sino la fortaleza que cultivas en la intimidad. Es ahí donde se enciende tu motivación más pura, una sabiduría silenciosa que forja tu éxito más auténtico.
El mayor descubrimiento no es encontrar un nuevo continente, sino reconocer la fuerza que reside dentro de ti, capaz de conquistar cualquier mapa incierto.
La verdadera fuerza no reside en nunca caer, sino en levantarse cada vez que caes, con la sabiduría que te impulsa a un éxito más grande y un carácter inquebrantable.