La grandeza no se encuentra al perseguir la perfección, sino al aceptar la imperfección y, aún así, atreverse a empezar. Cada pequeño paso construye tu leyenda.
Tu percepción moldea tu realidad. La verdadera sabiduría no es evitar los obstáculos, sino encontrar en ellos la motivación para pulir tu carácter y construir tu propio camino al éxito.
La verdadera libertad no es escapar de tus miedos, sino atravesarlos con la certeza de que tu propósito es más grande que cualquier temor. Ahí resides tu fortaleza inquebrantable.
Si siempre pones límites a todo lo que haces, físico o cualquier otra cosa, se extenderá a tu trabajo y a tu vida. No hay límites. Solo hay mesetas, y no debes quedarte ahí, debes ir más allá de ellas.