Gracias por quedarse cuando todo dolía, cuando a veces la vida pesaba. Gracias por su risa sincera, por quedarse conmigo en mis ruinas, mis miedos, mis grietas. Me dio su tiempo, su calma, su amor, y yo con mi torpeza solo aprendí a herirlo. Fue todo lo bueno, lo puro, lo cierto, aunque ya no la tenga. Perdón si no supe cuidarla, si el miedo fue un muro, si el orgullo, rencor. Pero gracias mil veces por haberme elegido, de pronto ya no estará conmigo, de pronto estará en el olvido...
