La profundidad de tu carácter y la agudeza de tu sabiduría no se miden por la ausencia de caídas, sino por la inquebrantable motivación para levantarte, aprender y seguir forjando tu propio camino hacia el éxito.
La verdadera medida de tu éxito no son los premios, sino la fortaleza de carácter que desarrollas al perseverar y la motivación inquebrantable que te impulsa a seguir adelante, incluso cuando el camino es incierto.