Entonces borré mis mensajes, archivé tu chat, dejé que el tiempo avanzara y que la distancia hiciera lo suyo... Aun así, el recuerdo perdura, sigue presente, me atormenta y, a la vez, me bendice cual lluvia a la tierra e, irónicamente, me destruye emocional y mentalmente. Pero aun así, me encanta recordarte aunque quisiera no hacerlo. El recordarte provoca la lluvia en medio del desierto, una lluvia fría y tormentosa que recorre...