El camino hacia la grandeza no se construye con un solo salto gigante, sino con muchos pasos pequeños y constantes. La constancia es el puente entre el sueño y la realidad.
El éxito duradero no se mide por el destino final, sino por la persona en la que te conviertes a lo largo del viaje: forjando carácter con cada desafío y encontrando sabiduría en cada paso inesperado.
No busques atajos hacia tus sueños; construye el camino con la dedicación de cada paso. En ese esfuerzo, forjarás un carácter indomable y la sabiduría de tu propio proceso.