Cada tropiezo no es una caída, sino una oportunidad para ajustar tu dirección, aprender una lección valiosa y levantarte con más fuerza y sabiduría para el siguiente tramo del camino.
El éxito no es el destino, sino la suma de las pequeñas victorias diarias, las lecciones aprendidas de cada tropiezo y la determinación de seguir adelante, pase lo que pase.