La verdadera medida de tu sabiduría no es cuántas respuestas conoces, sino cuántas preguntas te atreves a hacer, y cómo cada una moldea tu carácter en el camino hacia el éxito.
La diferencia entre lo ordinario y lo extraordinario es ese pequeño 'extra' que decides poner. Es la suma de pequeños esfuerzos repetidos día tras día.