La verdadera grandeza reside en el carácter que cultivas cuando nadie te ve, la sabiduría que aplicas en tus decisiones más difíciles y la motivación interna que te impulsa más allá del reconocimiento. Ahí se siembra el éxito duradero.
A menudo buscamos la luz en el exterior, olvidando que la verdadera luminosidad emana de cómo decidimos iluminar nuestras propias sombras. Ahí reside el coraje y la oportunidad de trascender.
Antes de cada gran salto, existe una pequeña duda. No permitas que el miedo a no alcanzar la orilla te impida lanzarte al río. La confianza se construye nadando, no mirando.
El verdadero poder de tu carácter no reside en no caer, sino en la motivación implacable de levantarte, la sabiduría de aprender del error y la fortaleza para definir tu propio camino al éxito.