No te preocupes tanto por la velocidad con la que avanzas, sino por asegurarte de que cada paso te dirija hacia el lugar correcto. La perseverancia en la dirección adecuada supera cualquier carrera desorientada.
No te defines por las veces que caes, sino por todas aquellas en las que te levantas, más fuerte y sabio que antes. Cada caída es un escalón hacia tu versión más grande.