La verdadera sabiduría no se encuentra en evitar la tormenta, sino en la capacidad de danzar bajo ella, forjando un carácter que convierte cada gota en motivación para un éxito inquebrantable.
Cada tropiezo no es un fracaso, sino una lección magistral que moldea tu carácter y agudiza tu sabiduría. En la imperfección de la caída, hallas la motivación para construir un éxito inquebrantable.
La perfección es una meta inalcanzable. Busca la mejora continua, celebra tu autenticidad y enamórate del proceso de convertirte en quien estás destinado a ser.