Duerme. La muerte sale y disfruta de la violencia de la noche. El número 13 es mío. A mis pies encontrarás restos humanos de diferentes géneros y clase social. Nadie escapa. Ni el viejo ni el rico. La guadaña va conmigo. Puedo ir a caballo, a veces pisando fuerte o con paso delicado. Ya sabes que llegué.
Hago tanto…
y aun así, solo notan lo que no hice.
Estoy cansada,
rota por dentro,
y aún me piden más.
No soy una máquina de favores,
soy un ser humano que también se cansa,
que también necesita un “gracias”,
que también merece ser vista.
Lo amé más que a mi propia vida, estar con él era mi vivir y mi respirar. Al pasar el tiempo, vi que él solamente me engañaba con un falso amor y cuando estábamos juntos y nos preguntaban si teníamos algo, él lo negaba y yo, al estar cegada por el supuesto amor, solamente aceptaba su mentira diciendo que no teníamos nada.