La resiliencia no es la ausencia de heridas, sino el arte de cicatrizarlas y florecer con sus marcas, transformando cada desafío en una parte inquebrantable de tu historia.
El mayor acto de valentía no es la ausencia de miedo, sino la decisión de avanzar a pesar de él, pues solo al cruzar esa barrera se encuentra la verdadera libertad.
Tu carácter no se define por las veces que caes, sino por la convicción con la que te levantas, convirtiendo cada fracaso en la lección y el impulso hacia tu próxima victoria.