No puedes evitar las tormentas, pero puedes aprender a construir tu barco para navegar a través de ellas. La verdadera resiliencia no es esquivar, sino dominar la travesía.
La verdadera grandeza no está en el aplauso del mundo, sino en la calma convicción de tu carácter, forjado día a día con sabiduría y la constante motivación de ser mejor.