La resiliencia no es la capacidad de evitar la tormenta, sino de bailar bajo la lluvia y reconstruir más fuerte al salir el sol. Encuentra la fuerza en tus cicatrices.
La adversidad no revela tu carácter, lo forja. En cada desafío y cada caída, no solo descubres la sabiduría necesaria para levantarte, sino la inquebrantable motivación que te impulsa hacia tu verdadero éxito.
No esperes que la motivación llegue sola; a menudo, la acción es el combustible que enciende el motor del progreso. Empieza hoy, no importa cuán pequeño sea el paso.