El celo por tu casa me consume. Si Jesús mostró extremo celo por el templo de Jerusalén, que estaba siendo tratado como un lugar cualquiera donde lucraban a las personas y se perdía poco a poco la santidad, espiritualidad y respeto para Dios, imagínate cómo se sentirá cuando el templo físico del Espíritu Santo (nuestro cuerpo) es tratado igual o peor.